la filosofia requiere el valor
la Filosofía requiere el valor de enfrentarse con la realidad sin exclusiones
la filosofía no empieza nunca en cero. No solo parte de innumerables noticias, experiencias, conocimientos, sino que descansa sobre un subsuelo de creencias, se inicia en una situación social, histórica, personal que condiciona el horizonte de los intereses, las curiosidades, las inquietudes; que hace que un filosofo mire en una u otra dirección, que eche de menos, claridad sobre unas cosa y no sobre otras. La filosofía tiene siempre, para emplear una expresión de Ortega, una "prefilosofía" que normalmente olvida y deja a su espalda.
Hay que aclarar este importante cuestión. La idea de una filosofía sin supuestos, que no parta de otros saberes, que empiecen en cero, como antes dije, es completamente ilusoria. Pero si la filosofía olvida todo eso, no tiene plena realidad, no se aclara sobre si misma, no es estrictamente filosófica. Tiene que contar con todo eso que es su punto de partida que la condiciona, pero tiene que dar razón de ello, es decir, justificar filosóficamente. Nada de eso será filosofía hasta que la filosofía lo absorba, lo ilumine, justifique, y así lo eleve hasta el nivel de la filosofía misma.
En este sentido, toda filosofía es histórica, esta "a la altura del tiempo", es la propia de cada época. Y no puede olvidar que lleva dentro toda las demás del pasado, que a llegado a ese nivel, es un proceso sin el cual se la podría entender. La filosofía no es separable de su historia, pero esta remite al presente: nos obliga a hacer filosofía, por que todas las demás, de pretérito, no nos sirve, no son suficientes, porque están pensadas en situaciones distintas de la nuestra, porque no se enfrentan, al menos de manera adecuada, con nuestros problemas, aquellos que nos obligan a filosofar. La filosofía del pasado no queda arrumbada o rechazada: queda absorbida, incorporada en la actual; el filósofo filosofa con todos los demás que lo han precedido, y no puede reducirse a ninguno.
la filosofía no empieza nunca en cero. No solo parte de innumerables noticias, experiencias, conocimientos, sino que descansa sobre un subsuelo de creencias, se inicia en una situación social, histórica, personal que condiciona el horizonte de los intereses, las curiosidades, las inquietudes; que hace que un filosofo mire en una u otra dirección, que eche de menos, claridad sobre unas cosa y no sobre otras. La filosofía tiene siempre, para emplear una expresión de Ortega, una "prefilosofía" que normalmente olvida y deja a su espalda.
Hay que aclarar este importante cuestión. La idea de una filosofía sin supuestos, que no parta de otros saberes, que empiecen en cero, como antes dije, es completamente ilusoria. Pero si la filosofía olvida todo eso, no tiene plena realidad, no se aclara sobre si misma, no es estrictamente filosófica. Tiene que contar con todo eso que es su punto de partida que la condiciona, pero tiene que dar razón de ello, es decir, justificar filosóficamente. Nada de eso será filosofía hasta que la filosofía lo absorba, lo ilumine, justifique, y así lo eleve hasta el nivel de la filosofía misma.
En este sentido, toda filosofía es histórica, esta "a la altura del tiempo", es la propia de cada época. Y no puede olvidar que lleva dentro toda las demás del pasado, que a llegado a ese nivel, es un proceso sin el cual se la podría entender. La filosofía no es separable de su historia, pero esta remite al presente: nos obliga a hacer filosofía, por que todas las demás, de pretérito, no nos sirve, no son suficientes, porque están pensadas en situaciones distintas de la nuestra, porque no se enfrentan, al menos de manera adecuada, con nuestros problemas, aquellos que nos obligan a filosofar. La filosofía del pasado no queda arrumbada o rechazada: queda absorbida, incorporada en la actual; el filósofo filosofa con todos los demás que lo han precedido, y no puede reducirse a ninguno.

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