1er grito de la independencia
PRIMER GRITO DE LA INDEPENDENCIA
Este hecho histórico esta marcado
por otros factores que además de los antes mencionados deben ser conocidos para
una mejor comprensión de la significación del Primer Grito de la Independencia;
tal es así que el 7 de marzo de 1.808, el Mariscal Francés Joaquín Murat llega
a España todavía como un aliado pero debido a un intento por parte del rey
español Carlos IV de huir hacia América este se ve obligado renunciar al trono
a favor de su hijo Fernando VII que más tarde sería apresado por Napoleón quien
a la postre se vería favorecido por la abdicación de Fernando VII al trono
español pero, que provocaría la formación de las “Juntas Supremas Provinciales”
que se encargarían de organizar la resistencia en contra del dominio francés.
En todo caso las noticias
inquietaron a los criollos quiteños quienes comenzaron a analizar las
repercusiones de estos acontecimientos y bajo estas circunstancias, el Marqués
de Selva Alegre, Juan Pío Montúfar reúne en su hacienda “El Obraje” en el Valle
de Los Chillos, el 25 de Diciembre de 1.808, al Dr. José Luis Riofrío, cura de
la Parroquia de Píntag, al capitán Juan de Salinas, a los abogados Juan de Dios
Morales y Manuel Rodríguez de Quiroga entre otros, en la llamada “Conspiración
de Navidad”, en donde discuten sobre este tema y en la que llegan a la
conclusión que la mejor forma de “evitar” una posible dominación francesa es
precisamente imitando el mecanismo imperante en España: la constitución de una
Junta Soberana.
A esta idea se fueron sumando
varios adeptos entre los meses de enero y febrero de 1.809 pero son
descubiertos por el gobierno y apresados a inicios del mes de marzo del mismo
año. Al ser gente de clase adinerada los acusados consiguieron la mejor defensa
e inclusive y para “suerte” de los conjurados varios desconocidos lograron
robar la documentación referente al proceso legal en su contra motivo por el
que los reos son puestos en libertad.
Una vez liberados los
conspiradores vuelven a reorganizarse y la rebelión comienza la noche del 9 de
Agosto en casa de la patriota Dña. Manuela Cañizares y termina la madrugada del
10 de Agosto de 1.809, una vez que queda conformada la Junta Soberana de
Gobierno, teniendo como autoridades al Marqués de Selva Alegre, Juan Pío
Montúfar, y al Obispo José Cuero y Caicedo, como presidente y vicepresidente
respectivamente, además los Drs. Juan de Dios Morales, Manuel Rodríguez de
Quiroga y Juan Larrea fueron nombrados como Secretarios de Estado, Despachos de
lo Interior, de Gracia, Justicia y Hacienda.
Ese mismo día muy temprano por la
mañana el Dr. Antonio Ante, Secretario General de la Junta de Gobierno, visita
a Don Manuel Urriez, Conde Ruiz de Castilla, Presidente de la Real Audiencia de
Quito, con el fin de comunicarle que la Junta de Gobierno lo relevaba de sus
funciones; al mismo tiempo el Coronel Juan de Salinas, al mando de la fuerzas
militares de Quito declaraba lealtad a la Junta de Gobierno y al “bien amado”
Rey Fernando VII.
Alcanzado el objetivo primigenio,
es decir, la conformación de la Junta de Gobierno, el 16 de Agosto de 1.809,
las autoridades del nuevo régimen llevan a cabo un Cabildo Abierto en la sala
Capitular del Convento de San Agustín, sesión en la que ratificaron todo lo
actuado en la mañana del 10 de Agosto, días después la Junta de Gobierno
enviaba comunicados al Virrey del Perú, José Abascal, al de Santa Fe, Antonio
Amar y Borbón, al Gobernador de Guayaquil, Bartolomé Cucalón y al de Cuenca,
Melchor de Aymerich la existencia del nuevo orden en la antigua Real Audiencia
de Quito.
Las autoridades peninsulares
informadas de este evento disponen la reducción de la “rebelión” en curso y
despachan tropas desde Guayaquil, Popayán y Pasto con la misión de tomar Quito
y acabar con los insurrectos, mientras tanto en Quito, la Junta de Gobierno,
organizó dos divisiones compuestas por tres mil hombres bajo el mando de Juan
Ascázubi y Manuel Zambrano y los envía con dirección al Norte con la finalidad
de detener el avance de las fuerzas realistas al mando del Gobernador de
Popayán, Miguel Tacón.
Las fuerzas quiteñas cruzaron el
río Carchi e ingresaron en territorio pastuso, pero la inexperiencia, la
ignorancia y la carencia de disciplina militar hicieron que Ascázubi fuera
derrotado y apresado en el combate de Sapuyes, del cual no se tiene mayor
información; y, que Zambrano en Cumbal corriera similar suerte con la única
diferencia que este logró escapar junto a lo que quedaba de la milicia quiteña.
Al enterarse acerca de esta
derrota el ambiente se tensó entre la población de Quito a la vez que los
afanes, los intereses, la división y las ambiciones políticas debilitaron
enormemente a la Junta que en lugar de preparar un plan contingente para
repeler la amenaza que se cernía sobre ellos se enfrasco en discusiones
estúpidas e inútiles, que terminaron con la dimisión del Presidente Juan Pío
Montúfar a favor de Juan José Guerrero y Mateu, Conde de Selva Florida, quien
se encargó de entablar acercamientos con el Conde Ruiz de Castilla ofreciendo a
este una capitulación de la ciudad que fue aceptada el 24 de Octubre de 1.809
sometiendo así a Quito al control español una vez más a cambio de que no se
procedería en contra de ninguno de los miembros de la Junta y prometiendo
“solemnemente” olvidar el pasado.
La ciudad permaneció en relativa
calma durante los días posteriores a la firma de la capitulación, incluso la
Junta de Gobierno continuo en funciones, por lo que la población creyó que el
“peligro” desaparecía y todo volvía la normalidad, lo cierto es que el conde
Ruiz de Castilla no tomaba acción alguna debido a que esperaba la llegada de
las tropas procedentes de Guayaquil y Cuenca.
Una vez que la soldadesca
española arribó a Quito, en especial el Batallón Real de Lima, al mando del
Coronel Manuel Arredondo y de las huestes vencedoras en Sapuyes y Cumbal además
de los 3.500 efectivos realistas acantonados en Latacunga, el Conde Ruiz de
Castilla procede a disolver a la Junta de Gobierno y a restablecer a la Real
Audiencia de Quito y ordena la persecución, captura y encarcelamiento de los
revoltosos, muy pocos patriotas lograron escapar, uno de ellos fue el Marqués
de Selva Alegre pero no por esto dejo de ser perseguido.
Capturados y encarcelados los
patriotas enfrentaban un proceso judicial largo que incluso amenazaba
seriamente sus vidas porque el Fiscal Tomás Arrechaga pidió la pena de muerte
para cuarenta y seis “rebeldes”, Ruiz de Castilla indeciso envía el proceso al
Virrey de Santa Fe con el afán de que sea este último el que dicte sentencia.
El pueblo llano de Quito
consciente de que la situación es grave para los patriotas emprende una acción
de rescate que terminará en la masacre de los próceres el 2 de Agosto de 1.810.
CAUSAS CONTRARREVOLUCIONARIAS
Muchas fueron las causas que
atentaron contra la acción libertaria del 10 de Agosto de 1.809 entre ellas la
inconexión inicial con las fuerzas populares debido a la apatía general entre
el pueblo llano que si bien es cierto no se opusieron a la Junta de Gobierno,
tampoco es que la apoyaron decididamente tal y como lo demostró la cantidad de
deserciones entre las filas libertarias en los combates de Sapuyes y Cumbal.
Otra causa fue la ausencia de un
caudillo militar con la capacidad y el conocimiento requerido para emprender la
defensa territorial además de que las continuas disputas internas entre los
miembros de la junta complicaba aún más su capacidad de decisión.
Otro factor de gran incidencia
fue el poco respaldo que el movimiento despertó entre los pobladores de otras
ciudades como Guayaquil o Cuenca a quienes la “revolución” a su entender no los
representaba porque “no habían sido consultados ni tampoco invitados” a participar
de la acción dejando en claro que este movimiento únicamente promovía los
intereses quiteños que unos casos eran contrarios a los intereses de las otras
ciudades.
Así el Primer Grito de la
Independencia nació como un movimiento desarticulado, aislado, extremadamente
frágil y sin liderzazo político militar capacitado para la toma de decisiones
drásticas y oportunas.

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